Damnatio Memoriae
Si se buscaba en la antigua Roma borrar por completo el recuerdo de alguien que se consideraba enemigo del estado, a su vez se erradicaba todo aquello que hacia alusión al condenado. Imágenes, monumentos, inscripciones, ya nada existía. A ese procedimiento se lo denominó damnatio memoriae.
Más conocido como “condena de la memoria”, el término damnatio memoriae aplica a la práctica mediante la cual se elimina toda huella física existente del paso de una persona por el mundo. Es, literalmente, condenarla al olvido.
Por supuesto, no es casual que la gestión de la memoria colectiva esté intrínsecamente ligada a la relación que el ser humano tiene con su historia. No hay presente sin pasado y los referentes más poderosos siempre lo supieron.
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Stalin Photoshopeaba A Sus Opositores
La eliminación de determinados personajes de las imágenes soviéticas oficiales bajo el régimen estalinista constituyó una forma de damnatio memoriae.
A medida que se iba ganando enemistades, Joseph Stalin iba eliminando a los integrantes de las fotografías. Manipulaba fotográficamente la realidad del momento, borrando a quienes no le simpatizaban. Y hay que hacer una distinción porque no consistía en photoshopear su imagen para crear una más digna sino que, literalmente borraba de la historia a cada persona que lo incomodara.
Eliminó A Sus Ex Amigos
El caso más conocido es el de las imágenes de León Trotski, a quien Stalin hizo desaparecer de innumerables fotografías por el enfrentamiento político e ideológico que mantuvieron hasta que lo condenó al exilio y la muerte. Algo similar sucedió con Lev Kámenev. Lev fue su aliado inicial en su enfrentamiento con Trotski. Pero ya para diciembre de 1925 se había llegado a solicitar de manera pública la destitución de Stalin del puesto que ocupaba como secretario general.
Once años más tarde, en 1936 y en el contexto de la Gran Purga, la cual había comenzado dos años antes, Lev Kámenev sería ejecutado. ¿Su imagen? Eliminada a base de escalpelo y aerógrafo. Ya no existirían rastros de un escenario compartido en una fotografía con un Lenin exultante en su arenga dirigida a las tropas que partían hacia el frente polaco.
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El comisario del Pueblo del Interior y segundo hombre soviético más importante en dos años, Nikolai Yezhov, dirigió las grandes purgas de los años treinta. Pero terminó siendo una víctima más de ellas cuando su enojo resultó en una incomodidad directa para Stalin y, por consiguiente, un acompañante poco añorado en las imágenes más emblemáticas.
Otros tantos personajes históricos tales como Alexánder Málchenko, Isaac Zelenski, Grigori Zinóviev, Nikolái Bujarin, Karl Rádek, Nikolái Antípov, Serguéi Kírov o Nikolái Shvérnik, fueron “eliminados de la historia” por las mismas razones.
Estudiar Historia
No hay presente sin recuerdos, no hay identidad sin memoria. El pueblo se constituye como tal porque tuvo un pasado, porque hubo gente que luchó para que hoy se puedan levantar banderas de derechos y gozar de ciertos privilegios de los que muchos antepasados no gozaron. La historia es el presente porque mañana el hoy será pasado también, y seguramente alguien deseará estudiarlo.
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